miércoles, 6 de abril de 2011

¿Qué se siente cuando tu padre maltrata a tu madre?

Testimonio de un joven acosado por ser gay

"Cuando íba a la escuela fuí expuesto a todas esas situaciones. En una ocasión cuando tenía 14 de edad, un muchacho que sabía Karate me dio una fuerte paliza en los servicios de la escuela"

Esta carta fué escrita a mano por un adolescente explicando el maltrato gay:

"Muchos adolescentes en nuestras escuelas públicas son gays o lesbianas, y para ellos, ir a la escuela es algo muy desagradable debido al maltrato, los nombretes, golpes, empujones, y burlas que recíben de sus companeros de estudios.

Yo soy gay y cuando íba a la escuela fuí expuesto a todas esas situaciones. En una ocasión cuando tenía 14 de edad, un muchacho que sabía Karate me dio una fuerte paliza en los servicios de la escuela. Mis notas en la escuela eran muy pobres. Era difícil concentrarme en mis estudios.

Estudios realizados han demostrado que en la actualidad exíste un alto número de estudiantes gays y lesbianas que no acuden a sus clases, abusan del alcohol y las drogas, y lo que es peor, se suicidan, porque no tienen el apoyo, la protección y la comprensión de sus profesores y consejeros, lo cuales prefieren ignorar el problema.Ellos son nuestros hombres y mujeres del futuro.

Constantemente nos enteramos del abuso que se comete con los adolescentes. ¿Por qué se ignora a estos ninos? Nadie se transforma en gay o lesbiana cuando se transforma en adulto. Al igual que los heterosexuales, los homosexuales comienzan a sentír inclinaciones sexuales desde los primeros anos del desarrollo. Sólo que es orientada hacia personas de su mismo sexo. Lo cual significa que un nino o nina de 12, 13 o 14 ya es gay desde esa temprana edad. Y son víctimas de abuso en las escuelas y sus hogares por algo que esta totalmente fuera de su control. Algo que ellos no eligieron porque nadie elige ser discriminado, golpeado, maltratado. Todo el mundo quiere ser amado y aceptado.

Yo creo que es responsabilidad de todos cuidar por el bienestar de todos los ninos en nuestra comunidad, sin ignorar a ninguno de ellos."

9.400 denuncias en 2010 (EL PAIS)

En lo que va de año, dos mujeres han muerto víctimas de la violencia de género en la región. Es la misma cifra que se registró en el mismo periodo del año pasado, según los datos de la Delegación del Gobierno en Madrid. El número de denuncias entre el 1 de enero y el 7 de marzo han bajado un 5,6%, ya que han pasado de 1.644 en 2010 a 1.552.


El año pasado se cerró con siete víctimas mortales. En ese periodo se concedieron 2.914 órdenes de protección, según los datos de la Delegación. En el periodo de enero al 7 de marzo se concedieron en 2010 un total de 481 órdenes, mientras que este año se ha alcanzado la cifra de 537 (un 11,67% más). También ha aumentado el número de brazaletes para los maltratadores de 250 en 2010 a 265 en el actual.

Noticias del día a día (EL PAIS)

*Detenido el exnovio de una joven hallada sin vida en Navarra
Edición impresa - 06-04-2011



*Mata a su pareja y muestra el cuerpo a su padre por videoconferencia
Edición impresa- 05-04-2011


*TRIBUNA: ¿Será el feminismo el próximo producto de exportación polaco?
Edición impresa- 05-04-2011


*Desmantelada una red de trata de mujeres en Lleida
Edición impresa - 03-04-2011


*Encerrada para ocultar los golpes
Edición impresa - 30-03-2011

*Sola, entre barrotes, bajo llave
Edición impresa - 24-03-2011


*Detenido un hombre por amenazar a su mujer con un arma y perseguirla en coche
Edición impresa- 23-03-2011


*Detenido un hombre tras confesar que ha matado a su pareja con un cuchillo de cocina
Edición impresa- 21-03-2011


*Detenido el marido de la mujer asesinada en Mataró
Edición impresa Cataluña - 20-03-2011

*Ayuda para maltratadas aunque no denuncien
Edición impresa - 17-03-2011



*Un tribunal no ve ensañamiento en 37 navajazos dados a una mujer
Edición impresa - 14-03-2011



*El número de cuchilladas no resulta determinante
Edición impresa - 14-03-2011

martes, 5 de abril de 2011

Maltrato a menores

Maltrato a hombre

El hombre maltratado existe. No es un nuevo concepto, ni una nueva expresión, ni un símbolo, ni un ejemplo. El maltrato a hombres es una realidad, igual de feroz que el maltrato a mujeres. No hay diferencia.
Pero la sociedad, y por tanto las leyes hechas a su medida, no ha querido mantener un concepto de violencia familiar que englobara todos los maltratos que tienen lugar en el seno de una familia, sin distinguir según el sexo de la víctima.
La violencia en el ámbito familiar está prevista en el Código Penal español, pero existe una poderosa corriente social que pretende reducir el término “violencia” a la que ejercen los hombres y padecen las mujeres, negando así cualquier opción a que la situación sea la opuesta. Contrario a todo principio de igualdad y de presunción de inocencia, así ha quedado reflejado en la actual Ley Integral contra la Violencia de Género.
Naturalmente esta situación conduce inexorablemente a una discriminación cada vez más aguda e insostenible, que no sólo no evita el maltrato sufrido ni por hombres ni por mujeres, sino que además genera una situación propicia para dotar a las mujeres maltratadoras de un arma nueva y muy poderosa contra los hombres: las denuncias falsas.
Puesto que la presunción de inocencia de un hombre acusado de malos tratos está cuanto menos muy en entredicho, una denuncia falsa provoca la detención del hombre, su puesta a disposición judicial y con frecuencia la prisión preventiva, con la única esperanza posible del sobreseimiento del caso, que llegará sólo en el mejor de los casos.
Pero la presión social a la que están sometidos los jueces es tan grande que la inocencia absoluta no asegura a los hombres la libre absolución en un caso en que no hay pruebas contra él, como debería obligar la presunción de inocencia que existe desde el Derecho Romano (“in dubio pro reo”) y que aparece en el artículo 24.2 de nuestra Constitución. De tal modo que una mujer puede maltratar al hombre con absoluta impunidad, amparada en el sistema judicial.
Conscientes de esta situación y del sufrimiento de cientos de hombres atrapados en ella, esta Asociación responde con firmeza y eficacia ante la compleja situación jurídica y social del hombre maltratado.

Acoso en la escuela de Juul

Ha llegado a mis manos un cuento, por gentileza de la madre de una paciente niña que me lo ha regalado, que me ha impresionado sobremanera por la crudeza con la que se puede escribir una metáfora tan clara y directa sobre el maltrato entre iguales.

Juul, cuento publicado en España por la editorial Lóguez y cuyos autores son Gregie de Maeyer y Koen Vanmechelen. Desde su publicación en 1996, en Bélgica, Juul ha sido un álbum ilustrado muy controvertido, alabado por unos y denostado por otros. A nadie deja indiferente.

Puede resultar duro para los niños, pero quizá presentar las cosas como son y como las siente el personaje puede ayudar a los niños a conectar con el dolor de los que son burlados, agredidos y dañados. Otra forma de maltrato, la que se produce ente los propios niños, que debería hacernos reflexionar a los adultos sobre los modelos de aprendizaje social que les ofrecemos en los medios de comunicación. A mí me choca mucho escuchar en la calle la frase que dice: “ya sabes lo crueles que son los niños…” Nada más lejos de la realidad, en mi opinión. Cuando a un niño se le proporciona afecto y límites consistentes y segurizantes, se convierte en el ser más cariñoso que pueda existir. Creo que sería más apropiado afirmar que si algunos niños son crueles, ¿no tendrá acaso algo que ver el tipo de adultos que tienen como referentes? Y si me apuran, ¿no tendrá también que ver el tipo de adultos a los cuales los niños tienen acceso a través de los medios (el cine, la TV, los videojuegos…)?

Pienso que este cuento puede contarse a los niños con el acompañamiento de un adulto porque les ayudará a comprender empáticamente el daño que se puede llegar a hacer con las agresiones y con los insultos. Es educativo para utilizarlo en la escuela sobre todo, el espacio de convivencia diario del niño con los otros. En mi opinión, sin el adulto, yo no permitiría que un niño lo leyera porque es aquél quien puede hacer entender, matizar, elaborar y ayudar a comprender esta impactante historia. Es quien puede hacer de filtro estabilizador de esta descarnada historia y convertir este cuento en una herramienta educativa y no solamente en una historia de terror que ventila lo peor del ser humano. Con la narrativa de un adulto adecuado que organice y dé el adecuado sentido a esta historia, creo que puede resultar educativamente edificante. Es importante atender a lo que sienten los niños, y también a lo que piensan, para recoger sus emociones y ayudarles a desarrollar un pensamiento ético.
Creo que sí habría que ser especialmente delicados con niños que hayan sufrido trauma en forma de cualquier tipo de malos tratos, sobre todo porque puede que no estén preparados para asimilar el impacto de un relato que puede hacer que reactive emociones traumáticas.

Os dejo con el cuento, y espero vuestras opiniones:

Juul tenía rizos, rizos rojos como hilos de cobre, eso gritaban todos: ¡hilos de cobre! ¡tienes sangre en el pelo! ¡Caca roja! Un día Juul cogió unas tijeras y rizo a rizo se los cortó.

Juul tenía la cabeza pelada y todos le decían: ¡bola de billar! ¡cara de huevo! Por eso se puso un gorro. Al no tener pelo, el gorro le caía encima de las orejas y éstas se le salían un poco, '¡orejas de soplillo! ¡Dumbo! ¡echa a volar!', le llamaban ahora. Eso le hubiese gustado a Juul, volar muy lejos de allí. De dos rabiosos tirones Juul se arrancó las orejas. Como no tenía orejas el gorro le caía encima de los ojos impidiéndole ver, y empezó a chocarse contra las paredes, contra los otros chicos, contra las sillas, Juul veía las estrellas y empezó a bizquear. Entonces los niños empezaron a llamarle: ¡bizco! ¡Cegatón! ¡Juul es un cegatón! Juul cerró fuertemente los ojos hasta que se le salieron de las órbitas, cayeron al suelo como dos canicas calientes, pero no botaron. Tenía tanto, pero tantísimo dolor, que apenas podía pronunciar una palabra, gemía, babeaba y balbuceaba mientras los otros le decían: ¡tartaja! ¡Baboso! ja, ja, ja ¡miren, Juul no sabe hablar! Juul metió su lengua en un enchufe de la luz, se quemó media boca y su lengua, desapareció.
El dolor era tan insoportable que Juul apenas podía caminar, las piernas se le torcían y le fallaban y los chicos le decían: ¡Juul el patizampo! ¡Juul piernas torcidas! Juul se fue al tren, puso las piernas sobre las vías, cuando éste pasó dejó un gran reguero rojo.
Alguien encontró a Juul, alguien lo sentó en una silla de ruedas, y mientras Juul empujaba y empujaba para escapar los niños seguían gritándole: ¡Juul el ruedas! ¡Juul el ruedas! cuando le alcanzaron, le mancharon de porquería las ruedas y ahí donde él tenía que agarrarse para escapar. De la rabia que le dió metió sus manos en agua hirviendo, para tenerlas siempre limpias, pero estaba tan caliente, que se quemó; y le salieron ampollas y llagas que le supuraban. El médico las mandó amputar y los chicos le decían: ¡brazos de salchicha! ¡Desgraciado! Juul se hizo llevar al zoo, a la jaula de los leones, metió los brazos por los barrotes y un león se los comió.
Juul sólo era cabeza y torso y los niños decían: ¡qué pena de torso! ¡si no lo tuviese podríamos jugar al fútbol con su cabeza! Así que entre todos tiraron y tiraron hasta que le separaron la cabeza del tronco. Pero resultó que la cabeza, aunque se podía chutar, no botaba bien; y los niños, cansados, dejaron a Juul abandonado en la zona de penalti. Alguien pasó por allí, lo recogió, le dió de comer, lo mimó, le pusó un lápiz en la boca, le ofreció un papel y le preguntó: -¿pero qué te ha pasado? A lo que Juul contestó:
Yo tenía rizos rojos, como hilo de cobre
Eso me gritaban todos: ¡hilos de cobre!
¡Tienes sangre en el pelo! ¡Caca roja!
Por eso rizo a rizo, me los corté...

Cuento de un niño maltratado

Estoy sentado en un banco del zócalo de mi ciudad. Acostumbro a sentarme en este lugar después de haber tomado un tentempié en el café Condesa. Me acomodo mientras enciendo un cigarrillo y me deleito con el espectáculo de ver la gente pasar. De pronto una escena llama mi atención, una madre y su hijo cruzan rápidamente a través del gentío. El semblante de ella esta lleno de Centro de Leónpreocupación, camina a toda prisa, mira su reloj y se limpia el sudor de la frente con el dorso de su mano. Apenas tendrá unos 30 años, es robusta y se le nota los estragos de la maternidad en su cuerpo. El niño apenas tendrá escasos 5 años y tiene los mismos ojos marrones de la madre, con una mano va tomado del brazo de su madre mientras que con la otra, va agarrando un barquillo de chocolate que desafía el calor abrazador del mediodía. La madre se detiene de pronto, suelta la mano del niño y toma su bolso. Lo abre. Empieza a buscar algo con desesperación, extrae un celular del bolso que poco antes sonaba tímidamente. El niño aprovecha para recuperar el aliento, se lleva el barquillo a la boca y le da unas lamidas estratégicas, alargando el placer a cada chupada y cerrando los ojos como si quisiera retener el sabor en su memoria y en su paladar.

De pronto su satisfacción se ve interrumpida, la madre acaba de colgar el celular y lo volvió a echar al bolso. Toma bruscamente del brazo a su hijo y prácticamente se lo arranca y emprende la marcha a paso veloz. El brazo del niño casi parece zafársele mientras su cuerpo se queda estático por la inercia. El barquillo cae al suelo, desparramándose sobre las baldosas y salpicando la ropa del pequeño que no alcanza a reaccionar y no atina a que cosa atender. Cuando voltea a buscar golosina encuentra un batidillo de nieve de chocolate y vainilla con galleta en el suelo. Sus ojos se inundan de lágrimas y se deja caer a la par que da un largo lamento desgarrador. La madre casi se tropieza con el jalón del peso de su hijo. El tiempo parece detenerse, todo se mueve en cámara lenta. La cara de la señora esta descompuesta, llena de ira y sus ojos centellean, el cuerpo le tiembla y suelta un grito espantoso: “¡Párate! Pinche mocoso, ¿No ves que casi me tumbas?”.

Todos los transeúntes que pasaban en ese momento escuchan ese grito, menos el niño que esta sumergido en su dolor, dolor que no alcanza a expresar con palabras y señala hacia el lugar donde cayo su barquillo. Ahora no es más que un charco de color café. La madre lo ve y explota: “Te lo acabo de comprar, pinche muchacho pendejo, ¿Crees que me regalan el dinero? ¡Ahora verás!” La mano se levanta y vuelve a caer como un rayo. El niño la ve, pero no se mueve, no lucha, en su cara se percibe una infinita tristeza que poco a poco se transforma en terror. Da un grito de desesperación: acto inútil. Justo antes que la mano de su progenitora toque su piel intenta correr. Demasiado tarde, el golpe entra de lleno en la espalda y lo cimbra de pies a cabeza, resiste pero queda paralizado. Por instinto se lleva las manos a la cabeza: otro acto inútil. La madre lo golpea sin parar y le baja las manos para golpearlo más a sus anchas hasta que poco a poco la rabia disminuye y con ella la intensidad de los manotazos. El niño grita y llora de tal forma que siento escalofríos. De pronto sus ojitos se encuentran con los míos. Me suplican, están húmedos y han perdido su brillo pueril. Su llanto se ha trasformado en un leve quejido. Su cabeza voltea y observa cielo raso del mediodía. Tal vez intenta encontrar una respuesta. Su madre en otro momento le ha hablado de Dios, y el chico en este momento parece buscarlo con la vista empañada. Tal vez se pregunta: ¿Por qué la persona que me debe proteger y querer más que a nada en el mundo me trata de esta forma? Tal vez dios no existe y por eso no contesta, pero toda una muchedumbre estaba alrededor y nadie hizo nada. Es despreciable la manera como le pegaron a ese niño, pero igual de despreciables somos todos nosotros los espectadores que lo permitimos.

lunes, 4 de abril de 2011

Video de un caso de acoso escolar

Acoso

Esta canción cuenta el acoso escolar de un niño.

El maltrato infantil

No existe una definición única de maltrato infantil, ni una delimitación clara y precisa de sus expresiones. Sin embargo, lo más aceptado como definición es todas aquellas acciones que van en contra de un adecuado desarrollo físico, cognitivo y emocional del niño, cometidas por personas, instituciones o la propia sociedad. Ello supone la existencia de un maltrato físico, negligencia, maltrato psicológico o un abuso sexual.


Los estudiosos del tema del maltrato infantil han tratado de explicar su aparición y mantenimiento utilizando diversos modelos, así tenemos: el modelo sociológico, que considera que el abandono físico es consecuencia de situaciones de carencia económica o de situaciones de aislamiento social (Wolock y Horowitz, 1984); el modelo cognitivo, que lo entiende como una situación de desprotección que se produce como consecuencia de distorsiones cognitivas, expectativas y percepciones inadecuadas de los progenitores/cuidadores en relación a los menores a su cargo (Larrance, 1983); el modelo psiquiátrico, que considera que el maltrato infantil es consecuencia de la existencia de psicopatología en los padres (Polansky, 1985); el modelo del procesamiento de la información, que plantea la existencia de un estilo peculiar de procesamiento en las familias con menores en situación de abandono físico o negligencia infantil (Crittender, 1993); y por último el modelo de afrontamiento del estrés, que hace referencia a la forma de evaluar y percibir las situaciones y/o sucesos estresantes por parte de estas familias (Hilson y Kuiper, 1994).

Imágenes duras del maltrato a la mujer